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En la vereda, vio a una joven con lágrimas en su rostro. La mujer apenas levantó la mirada, pero eso fue suficiente para que Ismael sintiera una conexión profunda. Sabía que era su madre. 

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- ¿Por qué lloras? 

-Mi padre... - dice con voz quebrada secándose los ojos con un pañuelo blanco. -...No me deja actuar. Según él, en este país no se puede vivir de eso. Pero desde que soy pequeña, siempre me imaginé en un escenario.

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